lunes, 4 de julio de 2016

Período cafetalero (1830-1900). 

En El Salvador a fines del siglo XIX (1870-1900), el cambio económico más importante fue el desarrollo de nuevas actividades productivas en el área rural, tales como la minería y el café. De estos productos, el café fue el producto de exportación de mayor crecimiento y el que más ganancias generó para los productores, beneficiadores y comerciantes.
El Salvador desde los tiempos coloniales había producido café, pero no en cantidades suficientes para suplir la demanda local. Se le adjudica al brasileño Antonio Coelho, que fue contratado para difundir los métodos de enseñanza lancasterianos en la década de 1830, haber traído al país las técnicas modernas de cultivo del café. La posibilidad de exportar este producto se observó hasta finales de la década de 1840. En este mismo año, la producción de café se volvía más atractiva porque los precios del añil se encontraban en un punto bajo inexplorado hasta entonces. En 1848 se registró el precio del añil más bajo de toda la década por lo que los productores andaban preocupados por encontrar un producto que pudiera sustituir al añil. Pero los precios del añil mejoraron en las décadas siguientes y, aunque permaneció el interés por el café, el añil siguió siendo un producto de exportación factible.
Entre 1860 y 1880 el cultivo del café tomó un impulso mucho mayor y durante los años de 1864 y 1881 las exportaciones se multiplicaron extraordinariamente.
En El Salvador donde la agricultura tradicional estaba muy arraigada, la introducción del café que requería técnicas de cultivo más complejas representaba un problema serio. La introducción de la nueva tecnología agrícola, el hecho de que el café era una planta que daba frutos hasta después de tres o cuatro años, y las nuevas formas de organizar el trabajo, significaba que los productores tenían que aprender nuevas maneras de financiar su cosecha.
Hacia fines del siglo XIX, en El Salvador existían grandes beneficios que procesaban el café cosechado en fincas de menor escala; así como exportadores de café con conexiones en Europa y Estados Unidos quienes se encargaban de la distribución y el transporte. Fue de esta forma como el café se convirtió en un negocio multidimensional del cual dependía el bienestar de una parte de los ciudadanos salvadoreños. El impulso del gobierno a la actividad cafetalera se manifestó hasta en el calendario escolar anual donde los meses de Diciembre y Enero, son vacaciones para lograr que la población sobre todo del área rural, se conviertiera en mano de obra disponible para los cafetaleros.

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